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Afirma la escritora Nélida Piñón

Publicado: 2009-07-23

La modernidad da la espalda al mundo por su incultura

 

Salvo el padre Gustavo Gutiérrez, no es común tener a un Premio Príncipe de Asturias en Lima por estos días. La escritora brasileña Nélida Piñón es la saludable excepción a esta regla. Ella preside la delegación brasileña que, desde hoy, es invitada de honor de la 14ª Feria del Libro de Lima y cumplirá una serie de actividades en la tierra de uno de sus mejores amigos, Mario Vargas Llosa.

Para empezar, hoy, a las 19.00 horas, sostiene un diálogo literario con el crítico Julio Ortega. Un diálogo que seguramente surcará aguas literarias de ambos países, Brasil y Perú, y en el que mantendrán recuerdos fraternos la amistad, el cariño y la necesidad de hacer sentir nuestra condición latinoamericana.

- El hecho de su presencia, que realza la Feria del Libro de Lima, es una muestra del diálogo que debe fluir siempre entre el Perú y Brasil...

Me parece que tendría que ser una vocación a la que deberíamos tender todos nosotros. Uno no puede vivir de una forma muy pura frente al mundo. El mundo requiere que uno sea parte él y que trate, aunque sea de manera caótica y confusa, interpretar quiénes somos y qué mundo nos toca vivir. Somos partícipes de todas las manifestaciones. No hay hecho humano que no involucre el ser contemporáneo, pero este ser da la espalda a su trayectoria, a su génesis.

- ¿Usted cree que la modernidad le da la espalda a la génesis?

Sí, porque es muy inculta. Arrogante, presumida. Cree que todo empezó con esa llamada modernidad, como si todo antes el lenguaje, lo divino, lo sagrado, el bien o mal no existieran. Es como si todo se dividiera no entre antes y después de Cristo, sino entre antes y después de la modernidad. Es una locura, hay mucha incultura. Las clases mejor acomodadas económicamente son muy incultas, más que nunca. Anteriormente había un barniz, una simulación de saber, pero ahora se asume con orgullo la incultura. Se está confundiendo información con reflexión, opinión con saber. La gente piensa como un papagayo. Además, no escucha. Es una sociedad que no tiene paciencia para escuchar al otro. Si uno no escucha al otro, no se confronta con la experiencia ajena.

- Y sobre todo esto que usted hace en sus ensayos: la pausa, el detenimiento, la mirada hacia al otro...

Una mirada que tendría que ser amable, pero antropofágica. Para "comer" amablemente, lo tuyo que puede incorporarse a mi persona: tú como ser peruano, ser inca, ser español, todos esos elementos que componen tu país tienen que incorporarse a mi persona. Si no, sería una tonta. Qué estoy haciendo en el mundo, sino perdiendo una oportunidad excepcional de ingresar en el tejido histórico del saber. Es un privilegio poder aprender, pensar. Hay que salir de uno mismo. La gente sólo piensa en bienes pecuniarios y en las celebridades. Todo se traduce en eso. Es como si la gente no aceptara la idea de la muerte, de la finitud. Muestra una indiferencia a lo que el hombre ha producido a lo largo de milenios.

- En ese sentido, su obra dialoga con los ancestros...

Claro. Pero también estoy actualizadísima. Si no, no me puedo divertir con Indiana Jones. Sé todo de los jugadores de fútbol, porque me gusta, y muchas veces soy capaz de comparar a un jugar X con Argos, el perro de Ulises, o los Argonautas. Hace poco salió en El País un reportaje a Cristiano Ronaldo, porque quiero saber qué hay detrás de un joven que es millonario con esa habilidad en las piernas. Tengo mucho interés en la pasión que estos jugadores sienten por sus madres. Es una devoción, una gratitud. Uno no puede pasar por el mundo con prejuicios; soy crítica, pero a la vez tengo un corazón tierno. Eso me conmueve y busco desentrañar qué fuerzas existen detrás de esas aspiraciones. La madre simboliza la ascensión por el bello. El auto Mercedes lo tiene la madre siempre. Es lo que el hijo hace la madre.

- Quizás sea la idea del sacrificio maternal...

La Madre Coraje de Brecht, las Madres de la plaza de Mayo, las madres de la guerra civil española que simulaban no tener hambre para pasarle comida a sus hijos. Todo esto se encuentra muy imbricado. Por eso los saberes nos ayudan por caminos misteriosos para llegar a Cristiano Ronaldo y su madre. Las portuguesas están dispuestas a dar sus brazos por sus hijos. Son griegos. Uno tiene que salir de la torre de marfil y conocer lo que pasa en el mundo, sin perder una cierta esperanza.

- ¿Qué tan importante es lanzar esa mirada al mundo? En la entrega del Príncipe de Asturias, usted dice que vive en el mundo, pero que siempre vuelve a la costa brasileña...

Mi discurso se vuelca siempre hacia América Latina. Siempre me he puesto al servicio de la causa hispanoamericana. Cuando había eventos, era una de los pocos brasileños que andaba con los hispanos. Pero estamos muy aislados.  Todos se conocen muy bien la misma comida, la misma rumba o la misma actriz del cine mexicano, por ejemplo. Conozco por el esfuerzo que hago de la trayectoria cultural del mundo hispano, pero ustedes no conocen nada del Brasil. Los mitos no son iguales, las leyendas no son iguales.

- Pero algo de eso quiso hacer Vargas Llosa en La guerra del fin del mundo, al aproximarse al imaginario popular del sertón.   

Tuvo la valentía de apropiarse de una historia que oficialmente no era suya, pero que terminó haciéndola de todos. Fue audaz en buscar esa historia para verter sus conceptos de poder y tolerancia. Aunque, por ejemplo, Canudos también surge del desamparo de las clases miserables con la pérdida del emperador. Ellos confiaban en la barba blanca del emperador, una barba iconográfica.

- La mitología del nordeste brasileño es fascinante...

Tienen un vocabulario muy rico y una literatura popular que llamaban "de cordel". Hacen absolutamente poesía inventada y automática que se vendía antiguamente en las ferias de cordel. Giraban un cordel para poner a secar los papeles y xilografías donde se escribían los poemas. Pero ahora hay mucho menos, porque la televisión ha matado eso. Ellos se comunicaban por las ferias populares, vendiendo sus poemas, con historias de cada cual.

- Es muy sugestivo que estas culturas sean ahora alimento de las ficciones...

Pero eso siempre ha sido así. ¿De dónde vienen todas nuestras ideas, conceptos o nuestra capacidad de enamoramiento? De la señora que limpia el baño. Toda la realidad es narrable. 

- Y en el caso latinoamericano, sería el melodrama...

El melodrama es una maravilla. Hay que trabajarlo muy bien, porque uno se alimenta de él porque acelera los ritmos de la pasión.

- ¿Y cómo dar con los ritmos de la pasión?

Hay un toque de casi de mal gusto que hace bien a la magia final de sensibilidad. En eso reside la sabiduría de un gran escritor. Un escritor culto y refinado no es quien llena un melodrama, sino quien hace mejor uso del melodrama.

 Perfil

. Nélida Piñón nació en Río de Janeiro (Brasil). Es miembro de la Academia Brasileña de las Letras y de la Academia de Filosofía de Brasil.

          

. Entre sus obras destacan los libros de relatos El tiempo de las frutas y Sala de armas.

. También los relatos Fundador, Tebas de mi corazón, La dulce canción de Cayetana, La república de los sueños y Voces del desierto.

.  Su extensa producción literaria ha recibido galardones y distinciones como el Premio Internacional de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 1995, el Premio Internacional Menéndez Pelayo 2003 y el Premio Príncipe de Asturias 2005.

(Fuente: Agencia Andina)


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